miércoles, diciembre 10

El mundo al revés se burlaba del mundo

Las romanas gozaban de un día de poder absoluto. Durante la fiesta de las Matronalias, ellas mandaban; y los hombres se dejaban mandar.

Las Saturnalias, herederas de las Sacés de la antigua Babilonia, duraban una semana y eran, como las Matronalias, desahogos del mundo al revés. Inversión de las jerarquías: los ricos servían a los pobres, que invadían sus casas, vestían sus ropas, comían en sus mesas y dormían en sus camas. Las Saturnalias, homenajes al dios Saturno, culminaban el 25 de Diciembre. Era el día del Sol Invicto, que siglos después fue Navidad, por decreto católico.

Prohibido reír

Las antiguas fiestas de los ciclos de la naturaleza se llaman ahora Navidad y Semana Santa, y ya no son homenajes a los dioses paganos, sino solemnes rituales de veneración a la divinidad que ha ocupado sus días y se ha apoderado de sus símbolos.

La fiesta Hilaria, heredada o inventada por Roma, saludaba la llegada de la primavera. La diosa Cibeles se bañaba en el río, llamando a la lluvia y a la fertilidad de los campos, mientras los romanos, vestidos con ropas estrafalarias, rodaban de risa. Todos tomaban el pelo a todos, y no había en el mundo nada ni nadie que no fuera digno de ser reído.

Por decisión de la Iglesia Católica, esta fiesta pagan de la hilaridad, que riendo celebraba la resurrección de la primavera, coincide cada marzo, día más, día menos, con la resurrección de Jesús, de quien los evangelios no registran ni una sola risa.

Y por decisión de la Iglesia, el Vaticano ha sido construido en el exacto lugar donde la fiesta de la alegría culminaba. Allí, en la vasta plaza donde resonaban las carcajadas de la multitud, ahora se escucha la grave voz del Papa recitando páginas de la Biblia, un libro donde nadie se ríe nunca.

El hijo

Nadie sabe cómo: Yahvé, el único dios que nunca hizo el amor, fue padre de un hijo.

Según los evangelios, el hijo llegó al mundo cuando Herodes reinaba en Galilea. Como Herodes murió cuatro años antes del comienzo de la era cristiana, Jesús ha de haber nacido por lo menos cuatro años antes de Cristo.

En qué año, no se sabe. Tampoco el día, ni el mes. Jesús ya había pasado casi cuatro siglos sin cumpleaños cuando san Gregorio Nacianceno le otorgó, en el año 379, certificado de nacimiento. Jesús había nacido un 25 de diciembre. Así, la Iglesia Católica hizo suyo, una vez más, el prestigio de las idolatrías. Según la tradición pagana, ése era el día en que el sagrado sol iniciaba su camino contra la noche, a través de las tinieblas del invierno.

Haya ocurrido cuando haya ocurrido, seguramente no se festejó aquella primera noche de paz, noche de amor, con esa cohetería de guerra que ahora nos deja sordos. Seguramente no hubo estampitas mostrando al bebé de rulitos rubios que aquel recién nacido no era; como no eran tres, ni eran reyes, ni eran magos, los tres reyes magos que iban camino al pesebre de Belén, tras una estrella viajera que nadie vio nunca. Y seguramente, también, aquella primera Navidad, que tan malas noticias traía para los mercaderes del templo, no fue ni quiso ser una promesa de ventas espectaculares para los mercaderes del mundo.

Fundación de Santa Claus

En su primera imagen, publicada en 1863 en la revista "Harper´s", de Nueva York, Santa Claus era un gnomo gordito entrando en una chimenea. Nació de la mano del dibujante Thomas Nast, vagamente inspirado en las leyendas de san Nicolás.

En la Navidad de 1930, Santa Claus fue contratado por la Coca-Cola. Hasta entonces, no usaba uniforme, y por lo general prefería ropas azules o verdes. El dibujante Habdon Sundblom lo vistió con los colores de la empresa, rojo vivo con ribetes blancos, y le dio los rasgos que todos conocemos. El amigo de los niños lleva barba blanca, ríe sin parar, viaja en trineo y es tan rechoncho que no se sabe cómo se las arregla para engrar por las chimeneas del mundo, cargado de regalos y con una Coca-Cola en cada mano.

Tampoco se sabe qué tiene que ver con Jesús.


Eduardo Galeano